Magacanart

Desde que tengo memoria, el arte ha sido mi manera de descifrar el mundo, de dialogar con lo visible y lo invisible. Estudié en la Facultad de Arte de la Universidad de los Andes en Colombia y, más tarde, profundicé en la gestión del arte en la Universidad de Nebrija, en Madrid. Pero más allá de los títulos, mi verdadera escuela ha sido la exploración constante, el gesto que busca, la materia que se transforma.

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Mi obra es un viaje entre planos, una danza entre la vida y la muerte, entre lo terrenal y lo divino. Pinto para habitar el misterio, para descifrar la energía que nos atraviesa y nos sostiene.

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En mis obras, las formas se elevan, las figuras buscan el cielo o emergen de él. Exploro la conexión entre lo visible y lo invisible a través del color y la luz. Utilizo el arte como expresión de emociones y lo imperceptible. Me apasiona tejer vínculos entre mi mundo interior y la realidad tangible, creando obras que invitan a la reflexión y la contemplación.

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Pinto porque es mi manera de orar, de escuchar, de recordar. Cada obra es una puerta abierta, una meditación sobre lo que somos y lo que trasciende. Y a través de ellas, invito al espectador a detenerse, a perderse y encontrarse, a sentir el pulso del universo en la profundidad de un color, en la sutileza de un trazo, en la vibración de lo eterno en lo efímero.